La llegada de un nuevo bebé genera en toda la familia un cambio importante, comencemos hablando de la mujer, su pensamiento y emociones dan un giro completo en su vida, muchas veces, aunque sea un bebé deseado y planeado suele vivirse con mucha intensidad, y es que comprendemos que la maternidad es súper intensa.
Para comenzar sería bueno identificar nuestras propias emociones, ¿Qué siento? ¿Me siento lista para un nuevo bebé? (bueno y es que ya sabemos lo que nos espera y ahora lo multiplicamos por dos).
Sabemos que la experiencia en la maternidad además no siempre se vive como deseábamos, hablando sobre el embarazo (cambios físicos, emociones, adaptaciones en el día día, miedos, síntomas…), el nacimiento de nuestro bebé, mayormente se vive con miedo, incluso violencia obstétrica, soledad, etc. SI te has preparado y deseabas con tu plan de parto y resulta que nada salió de acuerdo al plan, superar todo eso no resulta nada fácil.
Sumamos el postparto, qué tal lo viví, me sentí apoyada, cuidada, protegida, cómo se vivió la lactancia, hubo complicaciones, etc.
Tuvimos la suerte de planear conscientemente al siguiente bebé o simplemente sucedió y nos tomó por sorpresa. Uff hay un montón de cosas que a veces nos superan.
Para comenzar me gustaría mucho que podamos conectar con nosotras mismas, detenernos a pensar, sentir, aceptar, perdonar, fluir con nuestra historia de vida, cómo fuimos maternadas nosotras, cómo recordamos nuestra infancia, si tuvimos hermanitos recordamos cómo nos sentimos, cómo lo vivimos… Conecta con tu ser.
Ahora vamos a revisar ¿Cómo me siento en este momento?, ¿qué emociones y pensamientos estoy teniendo?.
Muchas veces vivimos con culpa un siguiente embarazo, pensamos constantemente sobre lo que no nos gustaría que nuestro primogénito se sintiera mal, crea que ya no lo vamos a querer, que no acepte al nuevo bebé, que no se lleven bien, que no sepamos manejar la situación, que se sienta desplazado o que este celoso.
Comencemos platicando en familia sobre la noticia de la llegada del nuevo bebé, es importante que siempre el hijo mayor sea considerado e incluirlo sobre todo lo que está pasando, si se le esconde o se le hace a un lado podría favorecer las fantasías de exclusión, abandono, viendo al bebé como un rival que viene a quitarle el amor y atención de sus padres.
La adaptación desde el embarazo a los nuevos cambios en la vida familiar será progresiva pero constante, organizar tiempos para el cuidado de los espacios del hijo mayor e incluir otros generados por el nuevo bebé. Si les es posible invitar a su hijo mayor al control prenatal, curso de preparación al nacimiento, elegir la ropita y compras, etc.
La elección del nombre del nuevo bebé es un gran momento en la familia y el hermano mayor puede participar con lo que sentirá privilegiado. Al final los padres decidirán el nombre pero puede ser un gran momento familiar.
